Estas son las mañanitas...

Sinceramente soy un desastre a la hora de las sopresas. Basta con que me digan: je, te tengo una sorpresita, para que empiece a maquinar como loca.
No puedo, no sé, no me sale aguantarme la emoción. Me pone en un estado de ansiedad infantil preocupante.

Ayer, por ejemplo, primogénito y miotro fueron a la terapia de lenguaje. Pero llegaron dos horas mas tarde de lo usual. Obviamente cuando llegaron yo sabía que algo habían hecho, por alguna razón no me dejaron acercarme al auto y menos acercarme a la llaves del auto. Yo sabía, sabía, sabía que ahí esta MI regalo de cumpleaños.

Todos mis intentos fracasaron. Mirá que no va a ver tele si no me decís, le dije. Mirá que te voy a comer a besos si no me decís, volví a intentar. Mirá que te voy hacer cosquillas... y nada. El primogénito firme en su postura. Apoyando incondicional la necedad del padre. Tenerme a mi, en ascuas, sin pistas, sin un mínimo dato de lo que será mi regalo durante una semana... es terrible.

Debo de reconocer que mi primogénito sabe mantener su palabra. Y hoy en la mañana me despertaron con el feliz cumpleaños portando emocionados sendos regalos retacado de moños de diferentes colores y tamaños.

Así es, la bien nacida (significado de mi nombre) que hace 32 años nació de culo (sí, nací de nalgas)amaneció hoy una año más sabia y consentida.