18/12/10

Preparativos de navidad.

Otra vez se fue el año de volada. Esta vez para variar, opté por tomar una postura neutral ante las próximas fiestas. Dije: me avisan en dónde será que pasemos la navidad y yo voy. Punto.  Y les juro que me cuesta tener esta actitud de me vale madres lo que pase, en especial cuando me dicen: La cena de navidad será en casa de la suegra y comeremos pollo al pastor. 
Sueno a disco rayado, pero es una vez al año, si de por sí pocas veces vamos a lindos restaurantes y cada vez menos nos emperifoyamos para ir algún lugar, mínimo una vez al año hay que ponerse bonito, preparar con ganas y cariño la comida para todos, algo diferente, especial, procurar que la casa este linda, la mesa se luzca.. que sé yo. Algo, tantito, un pizca de glamour loco! Pero no. El pollo al pastor lo mandarán hacer con el taquero de la esquina, porque en México casi nunca se come tacos al pastor!!!!  (lease con toda la ironía del mundo por favor). Eso me pasa por ponerme en plan zen.

Mientras llega el gran festín de tacos de pollo al pastor, primero tengo que procurar que los enanos se curen de la faringitis que tienen y esperar que no me contagien.

Oh linda navidaaaaaaaaaaadddddddddddd! ja

7/12/10

y ora quién podrá ayudarme??!!!

Yo tendría que estar haciendo otra cosa en otro lugar, escribiendo en un word y no blogspot. Tendría que estar guitarreando largo y tendido de aditivos de las comidas y los edulcorantes, tendría que estar en la oficina. Pero no.

La semana pasada llegué del trabajo y apenas entré en la casa me encontré con un marido con media pila y todo pálido intentando explicarme la razón por la que el Olincho estaba llorando como marrano. El hombre sin fuerzas no pudo mas que acercarse a una sillón y desplomarse mientras el heredero seguía berreando... y yo sin terminar de entrar en la casa. Y nomás pensaba: ahhh qué lindo llegar a casa la conch...!!!
Al enano se le subió o pegó, vaya saber cómo, un azotador. más conocido como una oruga peluda de pelos puntiagudos y hurticantes. Se ve, al parecer que sólo algunas puntas lograron traspasar la tela y darle directo en la panza blancuzca del vástago en cuestión. Por suerte no fue tan grave y el caladril terminó por darle paz a mis oídos (y al ardor del enano). Mientras el güero empezaba a quejarse de tener fiebre, de esas altísimas que lo tumban.... 37.7!!!
 Dejenme presumirles, que mi marido es de los que le sube dos líneas el termómetro y ya se esta muriendo. Por suerte no le sucede seguido porque sino creo que no lo aguantaba.
Al final, la noche llegó, los pibes a la cucha y todos tranquilos. Y cuando estabamos disfrutando muy acurrucados de los Tudors, me tiran al otro lado del sillón para llegar al baño. Don Güero comenzó con una diarrea y vómitos que no paró en toda la noche. Y ahí va una, a ejercer de enfermera.

Yo tendría que estar haciendo otra cosa en otro lugar, escribiendo en un word y no en blogspot. Tendría que estar guitarreando largo y tendido sobre los aditivos de los alimentos y los edulcorantes, tendría que estar en la oficina. Pero no.
Estoy a no más de un metro de distancia del baño de mi casa, resistiendo estoica los retorcijones de la panza,  tomándome un té de manzanilla... y digo yo, el enfermero, dónde esta?
Enfermarse no es negocio... a una siempre le toca cuidar a los otros y cuidarse una misma.